Con la tradicional imposición de las Cenizas, este miércoles 5 de marzo comenzamos el tiempo litúrgico de Cuaresma. En nuestro templo parroquial de La Santa Cruz – santuario de san Expedito, en Ñuñoa, nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla presidió la eucaristía a las 19:00 horas, la que incluyó este gesto de recibir con humildad las cenizas en nuestra frente como signo de penitencia y de deseo de conversión, en la perspectiva de prepararnos durante 40 días para vivir espiritualmente el Triduo Pascual, misterio central de nuestra fe.
En su homilía, el padre Juan Francisco nos recordó que vivimos la cuaresma como un camino hacia la celebración anual de la Pascua del Señor y la renovación de las promesas bautismales.
La Palabra de Dios para este miércoles de cenizas nos invita a renovarnos en nuestras relaciones fundamentales, a través de tres signos. La limosna representa nuestra relación con los demás, nuestra atención y servicio, especialmente para los más desvalidos; la oración realiza la relación viva con Dios como fuente del amor; el ayuno significa la sana relación con nosotros mismos, la salud, el descanso, la responsabilidad. Son tres ejercicios espirituales que sintetizan nuestra vida en comunión. Y como lo propio del signo es ser visible, el Señor advierte del peligro de la vanidad religiosa. La única mirada que importa es la del Padre del Cielo. Sólo Él conoce la autenticidad de los gestos y la profundidad del corazón.
Esta renovación de nuestras relaciones es una tarea comunitaria, necesitamos apoyarnos en este camino; cada uno/a puede contribuir a un clima de santidad.
Podemos juntos contagiar el gusto por la oración, por el servicio fraterno y el cuidado personal.
Estas cenizas nos recuerdan nuestra fragilidad que se abre al poder creador de Dios.
Espiritualidad cuaresmal
La Cuaresma remite a los 40 días que Jesús vivió en el desierto practicando el ayuno y la oración antes de iniciar su predicación pública. En esa perspectiva, la Iglesia invita a vivir este tiempo como un camino de conversión y renovación a través de las prácticas de la oración, el ayuno u otros sacrificios, y la solidaridad con quienes más sufren.
Evangelio (Mateo 6, 1-6. 16-18)
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.








Imágenes gentileza Sr. John Marín