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El poder vivido como servicio

Nuestro párroco, pbro, Juan Francisco Pinilla, nos comparte su homilía para este Domingo, vigésimo noveno del tiempo litúrgico común.

Dos horizontes se nos abren para encauzar nuestras vidas: poder y servir. Pero solo uno corresponde al Señor: el poder servir. Ese es el poder del discípulo, a imitación y participación de la vida del Maestro, que entregó su vida en el servicio de nuestra salvación.

Por lo tanto, queda para nosotros una pregunta permanente: en las cosas que realizamos a diario, que en el fondo es donde se nos va la vida ¿qué busco? Pregunta para entrevistar a todos los candidatos y candidatas de estas elecciones, ¿busco poder y privilegios, o busco servir a la vida de los demás?

Hay un poder que se ejerce como dominio y busca el provecho propio; y hay un poder que se realiza como verdadera entrega de la vida por los demás, especialmente por los que más sufren.

Y hay signos evidentes de estas opciones, en el modo de vivir y de tratar a la gente. La avaricia y la codicia se ven; el egoísmo y la prepotencia también. El poder vivido como servicio se acompaña de la humildad y la empatía, de la sobriedad y la falta de lujo.

El Señor todopoderoso ha transformado el poder en entrega. No nos tiende una mano desde arriba, sino que nos sostiene desde abajo. No se mantiene en una posición provilegiada, sino que se pone más abajo de aquellos que busca levantar.

Lo hermoso está en que solo reina de verdad el que sirve a sus hermanos.

Evangelio (Marcos 10, 35-45)

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.

Él les respondió: ¿Qué quieren que haga por ustedes?

Ellos le dijeron: Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.

Jesús les dijo: No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?

Podemos, le respondieron.

Entonces Jesús agregó: Ustedes beberán el cáliz que Yo beberé y recibirán el mismo bautismo que Yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.

Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.

Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.

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