Esta nochebuena, la comunidad parroquial de la Santa Cruz y santuario de san Expedito hemos celebrado el nacimiento del Salvador con inmenso regocijo.
La siguiente es la homilía de nuestro párroco, pbro. Juan Francisco Pinilla.
La señal del Mesías es «un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Y nos preguntamos ¿qué tipo de salvación es esa que se anuncia en un recién nacido?
La señal del Salvador es una vida indefensa y necesitada de todos los cuidados para subsistir.
¿Cómo puede salvarnos un ser tan indigente? Si parece que Él nos necesitara más… Y al crecer no es que vaya a cambiar mucho… y al morir tampoco.
Es el misterio de la Navidad, un salvador necesitado de nuestro amor. Y, sin embargo, nace para nosotros. Nace para nuestra indigencia y necesidad. Algo que no se percibe en general. Si pareciera que lo tenemos todo y que lo podemos todo… si pareciera que no necesitamos de un Creador…
La señal es un niño envuelto como en una mortaja funeraria. Y con ello nos refleja nuestra verdadera condición mortal, nuestra inquietud ante el misterio de la muerte y del sentido de la vida. La pandemia tocó nuestra indigencia, como hoy las guerras tocan nuestro absurdo. La fe nos regala un Salvador, quien viniendo gratuitamente del cielo, nos salva apegado a nuestra impotencia, asumiendo nuestra debilidad.
Y ese niño maravilloso esta noche nos sonríe y en su inocencia nos refleja también lo que cada uno es ante Dios: un ser infinitamente necesitado de amor.
¡Muy feliz Navidad!
Evangelio (Lucas 2, 1-14)
Apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque donde se alojaban no había lugar para ellos.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres amados por Él!”
Imágenes y video gentileza John Marín