Con una entusiasta participación de fieles, nuestra comunidad celebró este martes 3 de mayo la fiesta patronal, en el día de la Exaltación de la Santa Cruz, que litúrgicamente corresponde a una solemnidad por ser la advocación patronal de la parroquia.
La eucaristía fue presidida por nuestro párroco, Pbro. Juan Francisco Pinilla, y concelebrada por el vicario parroquial, Pbro. Luis Eugenio Silva. La Santa Cruz vestida hermosamente con flores y hojas recibió a los fieles. Antes del inicio de la Santa Misa, el coro entonó, en las puertas, un tradicional canto a la Cruz de Mayo. Fue esta una especial oportunidad para dar gracias por la vida de los sacerdotes que han servido en esta parroquia y para orar por todos los colaboradores, las familias de la comunidad parroquial y los peregrinos que cada 19 acuden al santuario de san Expedito, mártir de Cristo.
Después de la misa, el p. Luis Eugenio Silva dictó una charla sobre la historia del Cristo de Mayo, la que contó con la entusiasta participación de integrantes de la comunidad, y posteriormente hubo un momento de compartir fraterno.
La siguiente es la reflexión que nos presentó el p. Juan Francisco Pinilla en su homilía.
Cruz bendita, árbol de vida
En el libro de los Números aparece que Dios envía serpientes a morder a su pueblo ¿Acaso es un Dios vengativo y rencoroso que castiga las murmuraciones?
Para Israel y todos los pueblos antiguos, todo lo que sucedía en el mundo y en el universo dependía directamente de Dios, por eso toda situación de bien y de desgracia se atribuía directamente a Dios.
Un pueblo mordido por serpientes abrasadoras refleja la condición de la murmuración frente al proyecto de Dios. Es la situación de un pueblo rebelde, en el sentido de que no logra entrar en el proyecto de Dios, que es un proyecto de liberación. Esta rebelión se experimenta como una muerte.
En realidad, Dios no envía las serpientes, Dios se hace cargo de la muerte, por eso manda a Moisés a fabricar aquella serpiente de bronce, para salvar con su visión.
Esta imagen la retoma San Juan para aplicarla al Hijo de Dios elevado sobre la cruz, en la cual el Señor toma sobre Sí nuestra muerte, es decir, nuestra rebelión, y la carga sobre Sí con todas sus consecuencias.
En esa cruz bendita queda abolida nuestra muerte y se renueva nuestra relación con Dios, por eso la celebramos como un árbol de vida.
Celebrar la Santa Cruz es para dar gracias a Dios por su infinita misericordia, el Señor se hace cargo de las serpientes que nos muerden, y de todo aquello que nos aleja de su proyecto de amor y nos eleva en sus brazos hasta el corazón del Padre.
Es fiesta de gratitud, de alegría y de inmensa esperanza sobre un mundo mordido de serpientes por el olvido y el desprecio de Dios.