La presentación se hizo en el Inicio del Año Pastoral de la arquidiócesis, actividad realizada este sábado 19 en el Colegio de los Sagrados Corazones de Alameda, después de dos años de asistencia virtual, debido a la pandemia. Más de 800 agentes pastorales se dieron cita, y otras miles de personas se conectaron al streaming y RRSS de la Iglesia de Santiago.
La carta del cardenal “Tiempo de Sinodalidad, Tiempo de Alegría” plantea la centralidad de Jesucristo en la labor pastoral y la urgencia de cambios personales y en las estructuras, nuevos modos de relacionarnos, con una mayor participación, entendida como un derecho y un deber.
Cambios para la conversión
En su Carta a los Cristianos de nuestra Iglesia de Santiago, titulada “Tiempo de Sinodalidad, Tiempo de Alegría” presentada hoy, el arzobispo Aós definió como prioridades pastorales la centralidad de Jesucristo y urgencia de cambios; laicos, corresponsabilidad y rol de la mujer, y los jóvenes.
En el texto, de 20 páginas y que fue distribuido entre los presentes, el cardenal recalcó que solo Jesús nos da la alegría de sentirnos unidos y en paz con Dios, los seres humanos y la creación entera.
“Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien”, afirmó.
Al tiempo que se mostró convencido de que vivimos “un tiempo hermoso para el cambio y la conversión, para hacer el bien y sembrar esperanza”, insistió en que cada uno de los creyentes, desde sus realidades, “debe realizar el compromiso que adquirió con Dios y la comunidad”.
“Esta es una invitación y una tarea de todos: la participación de todos es un derecho y un deber. Debemos aprender nuevos modos de relacionarnos como bautizados y desaprender otros modos”, recomendó.
Jesucristo en el centro
Del mismo modo, el Arzobispo Aós instó a “poner a Jesucristo en el centro, levantar los ojos al cielo desde nuestra historia y seguir a Cristo, transformando nuestra vida y nuestro entorno. La centralidad de Jesucristo trae vitalidad y cambios en nuestra comunidad eclesial. Cambios que nos exigen a cada uno conversión. Debemos situar a Jesucristo como prioridad y no asumirlo como motivación de nuestras prácticas”.
“Todas nuestras estructuras, planes pastorales y prácticas debiesen existir en función de la evangelización y debemos verificarlo de acuerdo con nuestro centro. Tenemos que revisarlas con vistas a la misión primordial de la Iglesia; así evitaremos confundir la acción pastoral con una mera beneficencia u otras formas de servicio», insistió.
En este sentido, puso como ejemplo la generación «de comunidades más acogedoras, ambientes más sanos y seguros en nuestras parroquias e instituciones, mayor participación y corresponsabilidad en las decisiones, diálogo intergeneracional, reconocimiento del rol de la mujer, atención a los ancianos, relaciones más cercanas en nuestras comunidades y de unas con otras e integración de los migrantes», entre otras.
El documento también pone énfasis en el proceso de sinodalidad que atraviesa hora la Iglesia. «La sinodalidad nos ofrece el marco interpretativo más adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico. El obispo y el sacerdote desvinculado del pueblo es un funcionario, no un pastor», advirtió.
Hacia los jóvenes, recordó que la mayoría de ellos «vivirá su vocación laical, y para ella debemos educarlos. La vocación laical es, ante todo, la caridad en la familia, la caridad social y la caridad política; es un compromiso concreto desde la fe para la construcción de una sociedad nueva», expresó.
Descargar la carta pastoral aquí.
